19.7.08

-juez-sin-balanza-

Hay un arma que se hace flor en mis manos, que puede ser arena o fierro duro.
Hay una chance de dejarte en el pasado, de esquivar el contacto de tus ojos brillantes por miedo, o tal vez por venganza, y esa sensación de poder me hace sentir enorme ante tus pies torcidos (pobres idiotas).
Puedo adueñarme de tus pasos, de tus manos en las texturas desconocidas, granos de café y azúcar en las rodillas, si queres retorcerte en la incertidumbre hasta que dejes de ser.
Puedo acariciar a la consiencia y dejarte en una caja de cristal, salvarte de mis gritos-arañazos, de la tela araña de mis indecisiones, de mis penas no solidas.
Esta este egoismo que me invita a salvarme. Este algodón de frutillas tienta a la caida con brazos abiertos sobre su suavidad, para que el rebote me lleve a mordisquear una nube.
Mientras tanto, hay una habitación, un piso de maderas confortables para dejar que el cuerpo se deshaga en él, y mucha música a todo volumen.

(que se vuele el techo a pedazos y salga todo para arriba, que haya una explosión y yo pueda seguir así, once de la mañana, el pelo revuelto, las piernas abiertas, esta infinita sonrisa y la imnensidad desparramada sobre el suelo)

1 comentario:

Gabriela Clara dijo...

el dejar que un recuerdo sea olvido, es quizas una de las cosas mas dificiles que hay.
pero uno siempre lleva esa necesidad inmune de no olvidar,como esperando que el recuerdo no de esfume.

un beso pauli.