Entretiempos, caminantes de la lluvia. Los que permiten que el barro les entre por los dedos de los pies, los que fabrican flores con piedritas, los pacientes.
Al otro lado de la luna hay un lugar perfecto para mi. Una casa, un puente. Una puerta abierta. Un viaje en parapente.
Hay viento fuerte que llega del mar golpeando las ventanas con sus sonidos absurdos, con los gritos de mi nombre en diminutivo, mi nombre en su voz aguda. Me llama.
El suelo tiembla y la arena entra por los cerrojos de la puerta, inunda el lugar de aridez, me lastima la piel con sus estrellitas y los oídos con sus silbidos.
Ahi esta él parado jugando con sus manitos como un pelotudo, con los pies de pingüino y el sobretodo cubierto de barro, el paragüas a un costado, los ojos entreabiertos.
La puerta trasera golpea cada tres segundos, tac...tac...tac... marca los pasos de la indecisión, su sonrisa niña adorna un cuadro en la pared, justo en mi hombro derecho.
No sobra el tiempo, tengo que cruzar el puente y alcanzar mi barrilete.
3 comentarios:
Hola ojitos chinos y boca de papel, la verdad es que causaste un efecto en mi que hace rato no sentía. Leí el texto completo, me gusto por cierto. Pero no pude moverme de los primeros renglones por unos minutos, eso de "(...)los que permiten que el barro les entre por los dedos de los pies...". Mi calle, hace muchos años ya, era de tierra, solía convidarme ese barro del que hablas...
Visítame, seguramente andaré seguro por aquí. Saludos.
Suspiro...
buscar los barriletes.alcanzarlos toda una odisea.
fantasticamente a veces el viento viene del norte,mas calido y ameno.y sopla a tu ventana.
pero en invierno tenemos los postigos cerrados...y hasta que el barrilete no estrelle no lo solemos ver.
un beso gigante mi queridisima.
Suspirante, le agradezco sus palabras.
confieso que me encantaría golpear las puertas de su casa pero se ha olvidado de dejarme la dirección.
Ya, si eso, cuando desee.
De mas está decir, que llevo pastelitos de frambuesa para el té.
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